¿Qué es depreciación?
La depreciación en contabilidad
En contabilidad, la depreciación es crucial porque ayuda a asignar el costo de un activo a lo largo de su vida útil. De esta forma, en lugar de registrar un gasto importante en el momento de la compra, distribuimos el coste de manera equitativa durante el tiempo que se espera utilizar el activo.
Este enfoque nos permite cumplir con el principio contable de prudencia, asignando los costes en el mismo periodo en que los ingresos generados por esos activos son reconocidos, lo que se conoce como el principio de correlación de ingresos y gastos.
¿Cómo se calcula la depreciación?
Para calcular la depreciación, debemos considerar tres factores fundamentales: el valor inicial del activo, su vida útil estimada y el valor residual al final de su vida útil. Una vez determinados estos parámetros, podemos aplicar diferentes métodos para calcular la depreciación.
Uno de los métodos más usados es el método lineal, que consiste en repartir de forma equitativa el costo del bien, menos su valor residual, entre los años de vida útil.
Otros métodos incluyen el de cuotas decrecientes, el de suma de los dígitos de los años y el de unidades producidas, entre otros, cada uno con particularidades que reflejan distintos patrones de consumo del valor del activo.
Métodos de depreciación más comunes
- Método lineal: Dividimos el costo del activo menos su valor residual entre la cantidad de periodos de su vida útil.
- Método de reducción de saldo: Aplicamos un porcentaje fijo sobre el valor contable decreciente del activo.
- Método de suma de los dígitos de los años (SDA): Se basa en un factor que decrece cada año.
- Método de unidades producidas: Vincula la depreciación con la utilización efectiva del activo.
Ejemplos prácticos de depreciación
Ejemplo 1: Imaginemos que nuestra empresa adquiere una maquinaria por 20.000 euros, con una vida útil estimada de 5 años y un valor residual de 2.000 euros. Utilizando el método lineal, debemos primero sustraer el valor residual del coste inicial, lo que nos deja con 18.000 euros (20.000 – 2.000). Ahora, dividimos esta cantidad entre la vida útil del activo, es decir, 18.000 / 5, lo que nos da una depreciación anual de 3.600 euros.
Ejemplo 2: Supongamos ahora que compramos un vehículo para la empresa que cuesta 30.000 euros y se espera que tenga una vida útil de 10 años, con un valor residual de 5.000 euros. Aplicando el método de reducción de saldo y estableciendo un porcentaje de depreciación del 20%, para el primer año calcularíamos 20% sobre 30.000, lo que resulta en una depreciación de 6.000 euros. Para el segundo año, aplicaríamos el 20% sobre el valor contable restante (30.000 – 6.000), y así sucesivamente.
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