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¿Qué es equilibrio?

El equilibrio implica una estabilidad entre diferentes variables, situaciones o cuentas, donde los ingresos igualan a los gastos, la oferta coincide con la demanda o los activos se nivelan con los pasivos, y así sucesivamente.

En las finanzas, el equilibrio es vital para la salud económica de una empresa o entidad. Se busca un balance entre las diferentes partidas contables, y en la planificación y ejecución de las estrategias financieras. Un equilibrio financiero adecuado asegura la solvencia y la capacidad de hacer frente a las obligaciones a corto y largo plazo.

Desde la perspectiva fiscal, el equilibrio se refiere a la capacidad del Estado o de cualquier entidad de gestionar sus ingresos y gastos de forma que se alcance una situación de neutralidad presupuestaria. Esto significa que el total de ingresos públicos debe ser suficiente para cubrir los gastos. Un equilibrio presupuestario muestra responsabilidad y sostenibilidad en la gestión de los recursos públicos.

Equilibrio en la contabilidad

En contabilidad, el equilibrio se manifiesta en la ecuación contable básica, donde los activos son siempre iguales a la suma de pasivos y patrimonio neto (Activos = Pasivos + Patrimonio Neto). Esta igualdad es el núcleo de la partida doble y debe mantenerse en todo momento para reflejar la realidad económica de la entidad.

El equilibrio en la toma de decisiones

Un correcto análisis y búsqueda del equilibrio es esencial para la toma de decisiones en el ámbito empresarial y contable.

Cuando los directivos cuentan con una visión clara del equilibrio financiero y contable, pueden tomar decisiones más informadas y responsables, lo que a la larga se traduce en una mayor estabilidad y rentabilidad para la empresa o negocio.

Ejemplos prácticos de equilibrio

Ejemplo 1: Equilibrio en la gestión presupuestaria de una empresa

Imaginemos que nuestra empresa, «Gestión Eficiente S.L.», está planificando su presupuesto anual. Nos esforzamos por alcanzar un equilibrio, lo que significa que nuestros ingresos proyectados provenientes de ventas, servicios y otros conceptos deberán cubrir todos los gastos operativos, inversiones y compromisos financieros de la empresa, como los préstamos o los intereses de la deuda. Si hipotéticamente estimamos unos ingresos de 500.000 euros y unos gastos de 480.000 euros, nos encontraríamos con un superávit de 20.000 euros, que podríamos destinar a reservas o inversión, manteniendo así el equilibrio financiero de la empresa.

Ejemplo 2: Equilibrio en la contabilidad de un autónomo

Pongamos que un autónomo, Carlos, lleva su contabilidad conforme a los principios de la partida doble. Al final del ejercicio, Carlos debe asegurarse de que su balance de situación muestra un equilibrio entre activos, pasivos y patrimonio. Si Carlos tiene unos activos totales de 100.000 euros, y la suma de sus pasivos junto con su patrimonio neto también totaliza 100.000 euros, esto evidenciará que su contabilidad está equilibrada. Cualquier discrepancia en esta paridad indicaría un posible error o desajuste en sus registros contables.

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