¿Qué es insolvencia?
La insolvencia es la incapacidad financiera para satisfacer las deudas vigentes en los términos y plazos establecidos.
Esta situación se manifiesta cuando el pasivo, es decir, las deudas y obligaciones, supera al activo, lo que implica los bienes y derechos.
Hablamos de dos tipos de insolvencia: la insolvencia temporal, donde la dificultad de pago es puntual y puede ser superada; y la insolvencia permanente, donde la situación financiera de la entidad es irremediable y no existe perspectiva de mejora.
Causas comunes de la insolvencia
La insolvencia puede deberse a diversas razones, algunas de las más frecuentes incluyen la mala gestión empresarial, la disminución significativa de ingresos, cambios adversos en el mercado, aumento descontrolado de gastos, inversiones fallidas o el sobreendeudamiento.
Es importante identificar y analizar estas causas a tiempo para poder tomar medidas correctivas que eviten llegar a una insolvencia permanente.
Consecuencias de la insolvencia
Las implicaciones de encontrarse en situación de insolvencia son considerables y pueden variar desde la renegociación de deudas hasta la disolución de la empresa. Para las personas físicas, las consecuencias también son graves, pudiendo llegar al embargo de bienes personales.
Además, la insolvencia puede dañar la reputación crediticia, complicando el acceso a financiamiento en el futuro.
Procedimientos legales en caso de insolvencia
Cuando la insolvencia se hace patente, existen procedimientos legales para gestionarla.
En España, la Ley Concursal regula el proceso que debe seguir una empresa o persona física para afrontar una situación de insolvencia.
Este proceso busca una solución que sea beneficiosa tanto para el deudor como para los acreedores, pudiendo terminar en un acuerdo de pago, una reestructuración de la deuda o, en último término, en la liquidación de la empresa o los activos personales para cumplir con los compromisos adquiridos.
La insolvencia y la contabilidad
Desde el punto de vista contable, la insolvencia se refleja en los estados financieros de la entidad.
Un balance contable mostrará una situación patrimonial negativa si los activos corrientes son inferiores a las deudas a corto plazo.
Es crucial llevar una contabilidad clara y detallada que nos permita identificar problemas de liquidez y solvencia a tiempo para poder adoptar las medidas correctivas necesarias.
Ejemplos prácticos de insolvencia
Ejemplo 1: Una empresa de tecnología ha invertido en el desarrollo de un nuevo producto, pero las ventas no han sido las esperadas y no genera suficientes ingresos para cubrir los costes de producción y los préstamos adquiridos para la inversión inicial. Mes a mes, la empresa ha generado pérdidas y ya no puede cumplir con los pagos de sus deudas. Ante esta situación, la empresa se declara insolvente y comienza un procedimiento concursal para renegociar con sus acreedores.
Ejemplo 2: Una persona ha adquirido deudas con varias tarjetas de crédito y un préstamo personal. Debido a una inesperada pérdida de empleo, no tiene suficiente liquidez para hacer frente a los pagos mensuales de su deuda. Tras varios meses en esta situación, decide solicitar asesoramiento legal para acogerse al proceso de segunda oportunidad establecido por la ley española, que busca paliar la insolvencia de personas físicas.
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