¿Merece la pena ser repartidor autónomo?
El auge del comercio electrónico y las plataformas de envíos rápidos ha convertido el reparto en una opción laboral muy demandada. Pero, ¿merece la pena ser repartidor autónomo?
En este artículo analizamos los requisitos, ventajas e inconvenientes de esta profesión para que tomes la mejor decisión si te interesa iniciarte en esta profesión.
En este artículo encontrarás
¿Qué hace un repartidor autónomo?
Un repartidor autónomo es un profesional independiente que se encarga de transportar mercancías, documentos o pedidos de comida desde un punto de origen hasta su destino.
A diferencia de un empleado asalariado, trabaja por cuenta propia y debe gestionar sus ingresos, gastos y obligaciones fiscales.
Su actividad se desarrolla en un entorno dinámico donde la rapidez y la eficiencia son claves para el éxito.
Las principales tareas que desarrolla un repartidor autónomo consisten en:
- Recoger y entregar paquetes en los tiempos estipulados: la puntualidad es fundamental para garantizar la satisfacción del cliente y fidelizar a las empresas con las que trabaja.
- Gestionar rutas de reparto eficientes: planificar recorridos óptimos ayuda a reducir tiempos de entrega y costes de combustible.
- Mantener en buen estado el vehículo de reparto: tanto bicicletas como motos y furgonetas deben estar en condiciones óptimas para operar sin inconvenientes.
- Emitir facturas y gestionar impuestos: como trabajador autónomo, el repartidor debe llevar un control detallado de su facturación y tributar correctamente.
- Atender la comunicación con clientes y plataformas: es importante gestionar bien la relación con clientes y resolver cualquier incidencia que pueda surgir durante la entrega.
Tipos de repartidores autónomos
Existen diversas formas de ejercer esta profesión, que varían según el medio de transporte utilizado y el tipo de relación con los clientes.
Según el vehículo utilizado
- Repartidor en bici: ideal para entornos urbanos y para trabajar con plataformas de delivery como Glovo o Uber Eats.
- Repartidor en moto: aporta mayor velocidad y permite realizar entregas a distancias más largas.
- Transportista autónomo en furgoneta o coche: se encarga de envíos más grandes y suele colaborar con empresas de mensajería.
Según el tipo de vinculación
- Colaboración con plataformas de delivery: empresas como Glovo o Uber Eats permiten trabajar como repartidor independiente.
- Trabajo con clientes propios: algunos transportistas prefieren captar clientes directos, como comercios o pequeñas empresas, para evitar intermediarios.
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¿Cómo hacerse repartidor autónomo?
Para empezar en este sector, es necesario cumplir con una serie de requisitos legales y administrativos:
Darse de alta como autónomo
El primer paso para trabajar como repartidor autónomo es darse de alta en hacienda y en la seguridad social.
- Alta en hacienda: debes inscribirte en el censo de empresarios, profesionales y retenedores mediante el modelo 036.
Te recordamos que desde el pasado 3 de febrero de 2025 ha desaparecido el modelo 037.
Además, es necesario elegir el epígrafe del Impuesto de Actividades Económicas (IAE) adecuado, que corresponde a la categoría de transporte o mensajería.
Generalmente , el Epígrafe I.A.E.: 849.5, que corresponde a “Transporte de mensajería y recadería, cuando la actividad se realice exclusivamente con medios de transporte propios”.
- Alta en la seguridad social: tienes que registrarte en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Si es la primera vez que te das de alta, puedes beneficiarte de la tarifa plana.
Tarifa plana y tarifa cero
La tarifa plana permite a los nuevos autónomos pagar una cuota reducida de 80 euros al mes durante los primeros 12 meses.
Tras este periodo, la cuota mensual de autónomos se calculará en función de tus ingresos netos anuales.
Además, algunas comunidades autónomas han implementado la cuota cero de autónomos, que amplía la bonificación y permite a los autónomos aplicar la reducción del 100% en la cuota de la seguridad social si cumplen requisitos específicos, como ingresos inferiores al SMI o estar dados de alta por primera vez.
Elegir un régimen fiscal
Como autónomo, tendrás que declarar impuestos de forma periódica.
Las principales obligaciones fiscales a las que deberás hacer frente son estas:
- IVA: si emites facturas a empresas o particulares por la prestación de tus servicios, deberás aplicar el 21% de IVA y presentar declaraciones trimestrales mediante el modelo 303.
- IRPF: si trabajas con empresas y profesionales autónomos, deberás incluir una retención del 15% de IRPF en tus facturas.
Si tributas en régimen de estimación directa, también deberás presentar el modelo 130 cada trimestre.
Este modelo sirve para realizar pagos fraccionados del impuesto durante el año.
- Declaración anual: además de las declaraciones trimestrales, cada año tendrás que presentar el modelo 390 (resumen anual del IVA) y el modelo 100 (declaración de la renta).
Deducciones fiscales para repartidores autónomos
Para reducir la carga fiscal, los repartidores autónomos pueden deducir ciertos gastos relacionados con su actividad.
Entre los principales gastos deducibles se encuentran los siguientes:
- Gastos del vehículo: combustible, mantenimiento, reparaciones, seguro e ITV.
- Amortización del vehículo: si se usa exclusivamente para el trabajo.
- Cuota de autónomos: la mensualidad del RETA es deducible en su totalidad.
- Teléfono e Internet: si se usan para la actividad profesional.
- Material de trabajo: mochila térmica, casco, guantes, chaleco reflectante, entre otros.
- Software y herramientas digitales: aplicaciones de gestión, GPS y plataformas de facturación.
- Formación y cursos profesionales: siempre que estén relacionados con la actividad.
- Seguros profesionales: responsabilidad civil y accidentes laborales.
- Espacio de trabajo en casa: un porcentaje del alquiler, luz y agua si se justifica su uso laboral.
Es importante llevar un registro detallado de estos gastos y conservar las facturas para justificar las deducciones en caso de una inspección fiscal.
Para que un repartidor autónomo pueda deducirse un gasto, debe reunir los siguientes requisitos:
- Que estén vinculados a la actividad económica desarrollada. Es decir, que sean propios de la actividad.
- Que se encuentren convenientemente justificados. Deberán justificarse, de forma prioritaria, mediante la factura entregada por el profesional, repartidor autónomo, que haya realizado la correspondiente operación que cumpla los requisitos señalados en la normativa tributaria.
- Que se hallen registrados en la contabilidad o en los libros-registro que con carácter obligatorio deben llevar los contribuyentes que desarrollen actividades económicas.
Ventajas e inconvenientes de ser repartidor autónomo
Ventajas principales
- Flexibilidad horaria: puedes elegir cuándo y cuánto trabajar.
- Posibilidad de incrementar ingresos: si organizas bien tu tiempo, podrías ganar más que como empleado.
- Independencia laboral: no dependes de un jefe directo ni de horarios fijos.
- Oportunidad de crecimiento: con una buena gestión, puedes ampliar tu negocio y contratar a otros repartidores.
- Variedad de opciones de trabajo: puedes repartir para plataformas, empresas o clientes propios.
- No hay límite de ingresos: tus ganancias dependen de tu esfuerzo y estrategia de trabajo.
Inconvenientes destacables
- Altos costes: como repartidor autónomo debes hacer frente a la cuota mensual de autónomo, el mantenimiento del vehículo, el combustible, etc…
- Ingresos variables: depende de la demanda y de la cantidad de pedidos realizados.
- Competencia y presión: especialmente en plataformas de reparto, donde los mejores horarios suelen estar saturados.
- Desgaste físico y riesgos viales: especialmente si trabajas muchas horas o en condiciones adversas.
¿Merece la pena ser repartidor autónomo?
La rentabilidad de este trabajo depende de varios factores: la ciudad en la que operes, la cantidad de horas que trabajes y los gastos asociados.
Si bien es una opción viable para quienes buscan ingresos rápidos y flexibilidad, también implica riesgos económicos y administrativos.
Si te organizas bien y encuentras una estrategia eficiente para optimizar tus recorridos y minimizar gastos, podría ser una opción rentable.
No obstante, es fundamental evaluar los pros y contras antes de tomar una decisión.
Para quienes buscan estabilidad y seguridad laboral, el trabajo por cuenta ajena puede ser más recomendable.
Sin embargo, si prefieres independencia y tienes capacidad de gestión, ser repartidor autónomo puede ser una excelente alternativa profesional.
Conclusión
Ser repartidor autónomo puede ser una opción atractiva para quienes buscan independencia y flexibilidad laboral. Sin embargo, también implica una gran responsabilidad en la gestión fiscal y administrativa.
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