Principales riesgos a tener en cuenta en el desarrollo de un nuevo negocio
Cuando decides dar un paso adelante y materializar tu idea de negocio, tanto a través de tu registro de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos como poniendo en marcha una sociedad en cualquiera de sus formas jurídicas, desde este blog consideramos esencial que tomes conciencia de que sería un error pensar que este proceso será “un camino de rosas”.
A pesar de que crear tu propio negocio supone un reto fascinante y totalmente recomendable, será preciso asumir, desde un principio, que deberás hacer frente a una serie de dificultades que implicarán un riesgo para el éxito de tu esfuerzo y trabajo diario.
En este sentido, hoy queremos aprovechar este espacio para ofrecerte una selección de los principales errores que suelen cometer las personas emprendedoras en la ejecución de sus proyectos de negocio, con el fin de que tomes las medidas necesarias para anticiparte a ellos y contribuir así a la consolidación de tu iniciativa empresarial:
No considerar los aspectos críticos para la puesta en marcha de una idea de negocio; cuando decidimos convertirnos en emprendedores será esencial analizar a quién queremos dirigirnos realmente, es decir, definir nuestro mercado de actuación y establecer qué perfil de consumidores constituye nuestro público objetivo.
Asimismo, deberemos dejarnos de romanticismos y considerar fríamente si nuestra idea de negocio puede llegar a ser rentable, determinando a partir de ahí los objetivos a cumplir.
No asumir las deficiencias en la concepción del modelo empresarial; como se ha comentado en el punto anterior, hay que ser conscientes de que, salvo en contadas excepciones ampliamente conocidas y relacionadas con el mundo de las TICs, por muy genial que pueda parecernos nuestro proyecto, no seremos ricos en seis meses…
Por tanto, habrá que llevar a cabo una previsión realista de los ingresos y gastos que supondrá el lanzamiento al mercado de nuestro producto o servicio, con objeto de sopesar si contamos con los recursos propios suficientes o, por el contrario, deberemos buscar fuentes de financiación externas.
De forma análoga será necesario desarrollar un plan de acción, en cuanto a la estructuración de nuestro negocio, la planificación temporal de nuestras actuaciones o la forma más adecuada para establecer una relación con nuestros clientes potenciales.
No prestar atención a las amenazas externas; una idea de negocio genial puede convertirse en un fracaso estrepitoso si no tomamos en consideración los factores que condicionan el entorno en el que se llevará a cabo.
Por tanto, además de los aspectos anteriores, deberemos identificar a nuestros competidores potenciales, así como estar atentos a los cambios que se produzcan en nuestro mercado de actuación a todos los niveles, para poder anticiparnos a ellos y reducir su influencia sobre nuestro modelo de negocio.
Esta actitud proactiva posibilitará, además, establecer los mecanismos necesarios para detectar oportunidades comerciales interesantes para el desarrollo estratégico de nuestra iniciativa emprendedora.
Descuidar la ejecución y el servicio que se presta al cliente; para contribuir al éxito de una idea de negocio será preciso tener claros los recursos con los que contamos y establecer los factores clave que nuestro público objetivo espera, con objeto de concentrar estos recursos limitados en la consecución prioritaria de los mismos.
No debemos olvidar que la satisfacción de nuestros clientes es un elemento esencial para que nuestro negocio tenga el futuro deseado, ya que ellos serán los que decidan si nuestra propuesta comercial merece su atención o no.
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