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¿Qué es autónomo societario?

Este término se refiere a aquellos empresarios individuales que ejercen su actividad económica como socios de una sociedad mercantil, ya sea anónima, limitada o laboral, entre otras, y cumplen con una serie de requisitos específicos que establece la normativa vigente.

Un autónomo societario, por tanto, se diferencia del trabajador autónomo común por su vinculación con la entidad y por asumir roles de control y gestión dentro de la misma. No obstante, siguen siendo trabajadores por cuenta propia, responsables de sus obligaciones fiscales y de seguridad social de manera individual.

Características principales

Existen una serie de características que nos ayudan a diferenciar al autónomo societario de otros tipos de trabajadores autónomos:

  • Debe ser socio de una sociedad mercantil y ejercer un cargo de gerencia o administración en la misma.
  • Tiene que poseer al menos el 25% del capital social o el 33% si lo obtiene por vínculos familiares con otros socios.
  • Se sujeta a un régimen de cotización a la Seguridad Social específico, que tiene en cuenta la base de cotización del grupo de cotización 1 del Régimen General.

Estas características son determinantes a la hora de configurar su régimen fiscal y sus obligaciones legales, así como los beneficios y modalidades que puede adoptar dentro del sistema económico español.

Obligaciones fiscales y de la Seguridad Social

Los autónomos societarios deben cumplir con una serie de obligaciones que son esenciales para la correcta gestión de su actividad:

  • Deben estar inscritos en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA).
  • Tienen que cumplir con la declaración de impuestos como el IRPF y el IVA, así como con los pagos a la Seguridad Social.
  • Se enfrentan a una base de cotización mínima más elevada que la de los autónomos comunes, dado que se equiparan a categorías laborales de alto nivel directivo.

Diferencias con el autónomo común

Para distinguir un autónomo societario de un autónomo común, debemos enfocarnos en las siguientes diferencias:

  • El autónomo societario está vinculado con una sociedad mercantil y tiene responsabilidades dentro de la misma.
  • La base de cotización de los autónomos societarios está sujeta a los límites que se aplican a los altos cargos dentro de una empresa, mientras que los autónomos comunes tienen una base regulada diferente, generalmente menor.
  • Los autónomos comunes pueden optar por distintos tipos de beneficios y bonificaciones que no siempre están disponibles para los autónomos societarios.

Estas diferencias no solo son administrativas, sino que también afectan a la cotización para la jubilación y otros derechos sociales.

Ejemplos prácticos para entender el concepto de autónomo societario

Ejemplo 1: Imaginemos a Clara, quien ha fundado una empresa tecnológica y posee el 40% del capital social. Además, desempeña el cargo de administradora única. En este caso, Clara es un autónomo societario y debe cotizar según las condiciones especiales que marca su estatus, con una base de cotización correspondiente a su categoría directiva.

Ejemplo 2: Tomemos el caso de Luis, que es socio de una consultoría de marketing en la que también trabaja como director general. Posee un 30% de las acciones de la empresa y su esposa tiene otra parte, sumando entre ambos más del 33%. Luis debe registrarse como autónomo societario y sus obligaciones fiscales y de la Seguridad Social estarán orientadas en consecuencia a su doble rol como socio y gerente.

Beneficios y desventajas de ser autónomo societario

Ser autónomo societario conlleva una serie de beneficios y desventajas que debemos considerar:

Beneficios:

  • Puede ser más ventajoso fiscalmente manejar la remuneración a través de la sociedad.
  • Se adquieren responsabilidades y derechos propios de un directivo de sociedad.
  • Puede haber mayor prestigio y solidez en el mercado por estar vinculado a una estructura empresarial estable

Desventajas:

  • La base de cotización mínima es más alta, lo que se traduce en cuotas a la Seguridad Social más elevadas.
  • Menor acceso a determinadas bonificaciones y ayudas que sí podrían aprovechar los autónomos comunes.
  • Someterse a una fiscalización más rigurosa por parte de las entidades públicas al estar asociado a una sociedad mercantil.

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