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¿Qué es cláusula?

Una cláusula es un apartado que forma parte de un contrato o acuerdo y que define aspectos específicos del mismo.

Cada cláusula tiene un propósito particular y abarca un tema concreto dentro del acuerdo global.

Nos encontramos con cláusulas en todo tipo de contratos, desde los más sencillos hasta los más complejos, como los que se establecen entre empresas o entre estas y el Estado.

Tipos de cláusulas

Existen numerosas cláusulas, cada una con una función determinada.

Algunas de las más habituales son:

  • Cláusula de confidencialidad: Obliga a las partes a no revelar información protegida.
  • Cláusula penal: Establece penalizaciones en caso de incumplimiento del contrato.
  • Cláusula de rescisión: Permite a las partes terminar el contrato bajo ciertas condiciones.
  • Cláusula de no competencia: Prohíbe a una parte involucrarse en negocios similares durante un tiempo determinado y en un área geográfica especificada tras terminar la relación contractual.
  • Cláusula de exclusividad: Una de las partes se compromete a no adquirir, vender o negociar ciertos productos o servicios a/de terceros.
  • Cláusula de arbitraje: Estipula que cualquier disputa resultante del contrato será resuelta a través de arbitraje, en lugar de en los tribunales ordinarios.

Además, en el contexto de préstamos y productos financieros, nos encontramos con cláusulas como la hipotecaria, que define las condiciones de un préstamo garantizado por una propiedad.

Importancia de las cláusulas

Las cláusulas son fundamentales para delinear los términos de un contrato, aportando claridad y previsibilidad a las relaciones contractuales. Permiten a las partes entender sus derechos y obligaciones y ofrecen un marco para resolver disputas.

Contestar y establecer cláusulas claras y precisas es crucial para evitar interpretaciones erróneas y conflictos legales.

Redacción de cláusulas

Cuando redactamos cláusulas, debemos ser precisos y claros en la elección de las palabras. Es importante que no haya lugar a interpretaciones ambiguas que puedan llevar a un incumplimiento involuntario o a disputas legales. Cada cláusula debe redactarse de forma que contemple las situaciones específicas al contrato y adapte a las necesidades de las partes implicadas.

Ejemplos prácticos para entender una cláusula

Ejemplo 1: Imaginemos un contrato de trabajo. Una cláusula común es la de confidencialidad, donde se puede estipular lo siguiente:

La parte empleada se compromete a no revelar información sobre los procesos, técnicas, estrategias comerciales y listas de clientes de la empresa durante la vigencia del contrato laboral y por un periodo de 2 años después de su finalización. En caso de incumplir esta cláusula, se aplicarán las penalizaciones acordadas en la cláusula penal del presente contrato.

Ejemplo 2: En un contrato de arrendamiento, una cláusula habitual puede ser la de rescisión:

El arrendatario podrá rescindir el presente contrato de arrendamiento notificándolo por escrito al arrendador con un preaviso de 30 días. En tal caso, el arrendatario deberá abonar una penalización equivalente a un mes de renta como compensación al arrendador por la rescisión anticipada del contrato.

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