¿Qué es daños y perjuicios?
Los daños y perjuicios son un principio jurídico que se aplica en situaciones donde una de las partes de un acuerdo o contrato no cumple con su parte, causando un perjuicio a la otra parte.
No solo aplica en el ámbito contractual, sino también en actos ilícitos que pueden dar lugar a reclamaciones civiles.
El objetivo es restituir la situación a su estado anterior o compensar económicamente al perjudicado.
Los daños pueden ser de naturaleza variada: daños emergentes, que suponen la pérdida o el detrimento patrimonial concreto que se ha sufrido; y lucro cesante, que representa la ganancia que se ha dejado de percibir a causa del acto.
Ambos conceptos son imprescindibles para cuantificar los daños y perjuicios.
Tipos de daños
En el ámbito de los daños y perjuicios, reconocemos principalmente dos tipos:
- Daños materiales: Son aquellos que se pueden cuantificar fácilmente en dinero, pues se relacionan con los bienes materiales o el patrimonio de la persona.
- Daños inmateriales: Son más difíciles de valorar y se asocian a conceptos como el dolor y sufrimiento, el daño moral o la afectación de la imagen pública.
Proceso de reclamación de daños y perjuicios
La reclamación de daños y perjuicios se realiza mediante un procedimiento legal en el que la parte afectada debe probar la existencia y extensión del daño, así como la relación de causalidad entre la acción y el perjuicio causado.
Es un proceso que puede variar en complejidad y duración según las circunstancias y jurisdicción aplicable, pero siempre requiere el asesoramiento de profesionales en derecho.
Ejemplos prácticos para entender los daños y perjuicios
Ejemplo 1
Imaginaros que una empresa de construcción se compromete a entregar un edificio en una fecha determinada, pero incumple el plazo sin justificación. La empresa que ha contratado la construcción sufre un lucro cesante, ya que no puede utilizar el edificio para su propósito y pierde ingresos. Aquí, la empresa perjudicada podría reclamar daños y perjuicios por el retraso en la entrega.
Ejemplo 2
Consideremos una situación donde un contador es contratado para gestionar los impuestos de una empresa, pero comete errores graves que derivan en sanciones fiscales. Este error profesional no solo genera daños emergentes en forma de multas, sino que también puede causar daño a la reputación de la empresa, lo que se consideraría un daño inmaterial. En este caso, la empresa afectada podría reclamar ambos tipos de daños y perjuicios.
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