¿Qué es gastos fiscales?
Los gastos fiscales son aquellos beneficios económicos que concede el Estado a través de su sistema tributario.
Estos pueden tomar la forma de deducciones, exenciones, diferimientos o créditos fiscales, y su propósito es promover ciertas actividades económicas, políticas sociales o inversiones.
Aunque no sean un desembolso directo, reducen los ingresos tributarios que el Estado podría percibir. Por tanto, son considerados como una forma indirecta de gasto público.
Tipos de gastos fiscales
Existen diferentes tipos de gastos fiscales, y su clasificación puede variar según la legislación de cada país.
Algunos de los más comunes:
- Exenciones: Son disposiciones legales que liberan al contribuyente de la obligación de pagar ciertos impuestos.
- Deducciones: Permiten disminuir la base imponible sobre la cual se calcula el impuesto.
- Creditos fiscales: Son cantidades que se restan directamente del total del impuesto a pagar.
- Deferrals: El diferimiento permite aplazar el pago de impuestos a períodos fiscales futuros.
- Reducciones de tasas: Aplicaciones de tasas inferiores a las generales para ciertos contribuyentes o actividades.
Características de los gastos fiscales
Los gastos fiscales presentan características particulares que los diferencian de otros tipos de gasto público.
Algunas de estas son:
- No implican una transferencia directa de recursos.
- Son una renuncia de ingresos por parte del Estado.
- Buscan influir en la conducta de los agentes económicos sin imponer mandatos directos.
- Suelen estar dirigidos a sectores específicos de la economía o grupos de contribuyentes.
- Requieren de una legislación que los sustente y un seguimiento para evaluar su efectividad.
Ejemplo práctico de gastos fiscales
Imaginemos una empresa que invierte en I+D (Investigación y Desarrollo). El gobierno puede ofrecer una deducción fiscal sobre la cantidad invertida, lo que reduciría la base imponible del impuesto de sociedades que la empresa debe pagar. Supongamos que la deducción es del 25% sobre 100.000 euros invertidos en I+D, la empresa podría reducir su base imponible en 25.000 euros, lo que disminuiría la cantidad de impuestos que debe abonar al Estado.
Otro ejemplo podría ser un particular que realiza una donación a una ONG. Si la ley establece que las donaciones a organizaciones sin ánimo de lucro tienen un crédito fiscal del 30%, y la persona dona 1.000 euros, podría reducir su cuota íntegra del impuesto sobre la renta en 300 euros. Así, los gastos fiscales incentivan a los contribuyentes a realizar donaciones al permitirles ahorrar impuestos.
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