¿Qué es gestión de activos?

La gestión de activos es el proceso sistemático de desarrollar, operar, mantener y vender activos de la manera más rentable y sostenible posible.

Es una práctica que se lleva a cabo tanto en el ámbito personal como en el empresarial y su objetivo es gestionar el ciclo de vida completo de los bienes con el fin de maximizar su valor, reducir los costos y minimizar los riesgos asociados a su posesión y uso.

Elementos clave de la gestión de activos

Incluimos dentro de la gestión de activos una serie de elementos clave:

• Identificación de activos: Es el proceso de determinar qué activos son esenciales para las operaciones de la empresa y cuáles pueden estar prescindibles.
• Evaluación del rendimiento: Monitorizamos y medimos el rendimiento de los activos para asegurar que cumplen con los objetivos de producción o servicio.
• Mantenimiento: Implementamos un plan de mantenimiento preventivo para evitar averías y alargar la vida útil de los bienes.
• Gestión de riesgos: Evaluamos potenciales riesgos asociados a los activos y adoptamos medidas para mitigarlos.
• Optimización de costos: Efectuamos un análisis de los costos de adquisición, operación y mantenimiento de los activos para asegurar la eficiencia en el uso de recursos.
• Reasignación y desinversión: Determinamos cuándo un activo debe ser reasignado, vendido o reciclado, si ya no contribuye al objetivo de la organización.

Beneficios de la gestión de activos

Enumeramos los siguientes beneficios que se obtienen al implementar una adecuada gestión de activos:

• Maximizamos la rentabilidad de los activos.
• Reducimos los gastos operativos y de mantenimiento.
• Mejoramos la toma de decisiones mediante datos precisos sobre el estado y rendimiento de cada activo.
• Alargamos la vida útil de los bienes y equipos.
• Minimizamos los riesgos operativos y financieros.
• Fomentamos la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa.

Tipos de activos en la empresa

Dividimos los activos empresariales en diferentes categorías:

• Activos fijos: Son bienes físicos de larga duración como edificios, maquinaria o vehículos.
• Activos intangibles: Incluyen elementos no físicos tales como patentes, derechos de autor y reputación de marca.
• Activos circulantes: Comprenden aquellos que se pueden convertir rápidamente en efectivo, como inventarios o cuentas por cobrar.
• Activos financieros: Son inversiones en acciones, bonos u otros instrumentos financieros.

Etapas de la gestión de activos

Distribuimos el proceso de gestión de activos en diversas etapas:

1. Planificación: Definimos la estrategia para gestionar los activos en línea con los objetivos de la empresa.
2. Adquisición: Seleccionamos y compramos los activos más adecuados para las necesidades operativas y financieras.
3. Uso y operación: Empleamos los activos de manera eficiente para alcanzar los máximos resultados posibles.
4. Mantenimiento: Mantenemos los activos en condiciones óptimas para asegurar su disponibilidad y rendimiento.
5. Renovación/Desinversión: Decidimos el momento adecuado para renovar o desinvertir en un activo, optando por su reemplazo o liquidación.

Ejemplos prácticos de gestión de activos

Imaginemos que gestionamos una cadena de hoteles y debemos mantener el mobiliario y la infraestructura en perfecto estado para ofrecer el mejor servicio. Llevamos a cabo una evaluación de los activos más utilizados, como camas y sistemas de climatización, para establecer un plan de mantenimiento preventivo. Esto nos permite evitar fallos inesperados que podrían impactar negativamente la experiencia del cliente y, en consecuencia, la reputación del hotel.

Supongamos que dirigimos una empresa de transporte y logística con una amplia flota de vehículos. Utilizamos herramientas de análisis de datos para evaluar el rendimiento de cada camión y determinar cuál es el momento óptimo para su reemplazo. Tomamos en cuenta factores como el desgaste, el consumo de combustible y los costos de mantenimiento para tomar decisiones basadas en información concreta y actualizada.