¿Qué es Ley de Morosidad?
La Ley de Morosidad es una normativa diseñada para regular los plazos de pago en las operaciones comerciales, con el objetivo de evitar retrasos en los pagos y reducir la morosidad en las transacciones entre empresas, así como entre empresas y administraciones públicas.
Esta ley ayuda a asegurar la liquidez y el flujo de caja de las organizaciones, mejorando así su estabilidad y capacidad de mantener una economía saludable.
Objetivos de la Ley de Morosidad
Los principales objetivos de esta ley son asegurar que las transacciones se lleven a cabo en un plazo justo, proteger a las empresas de posibles problemas de liquidez provocados por pagos atrasados, y fomentar una cultura de responsabilidad y puntualidad en los pagos.
Así promovemos un entorno empresarial más equitativo y eficiente.
Principales aspectos de la Ley de Morosidad
La normativa suele establecer un periodo máximo de pago, que si no se acuerda contractualmente, debe ajustarse a los plazos que la ley estipula.
Además, puede determinar intereses de demora y compensaciones por costes de cobro cuando estos plazos no se respetan.
Plazos de pago
La ley establece plazos de pago predeterminados, que suelen ser de 30 días desde la recepción de la factura o desde la entrega de los bienes o la prestación del servicio, aunque estos plazos pueden ser objeto de acuerdo entre las partes siempre y cuando no resulten abusivos ni causen un desequilibrio importante entre las partes.
Intereses de demora y compensación
En caso de retraso en el pago, la ley contempla la aplicación automática de intereses de demora, que se calculan en base a los tipos de interés aplicados por el Banco Central Europeo a sus más recientes operaciones principales de financiación.
Además, se puede exigir una compensación por los costes de cobro en que se haya incurrido.
Excepciones y casuísticas particulares
Aunque la ley es de general aplicación, existen excepciones y particularidades que dependen del tipo de operación, el sector económico o la naturaleza de las partes implicadas.
Por tanto, es crucial conocer en detalle la ley y cómo se aplica en cada contexto.
Ejemplos prácticos de la Ley de Morosidad
Ejemplo 1: Supongamos que una empresa de muebles entrega un pedido a un cliente el 1 de marzo y emite la factura ese mismo día. Si no hay acuerdo de pago distinto, el cliente tendrá que realizar el pago a más tardar el 30 de marzo. Si el pago se efectúa el 10 de abril, la empresa de muebles tiene derecho a reclamar intereses de demora desde el 31 de marzo hasta el 10 de abril.
Ejemplo 2: Una pequeña empresa presta servicios de consultoría a una administración pública y entrega los resultados del trabajo el 15 de febrero, pero la factura correspondiente se emite y se recibe el 1 de marzo. Según la Ley de Morosidad, la administración debería efectuar el pago antes del 30 de marzo, ya que para entidades públicas, el plazo puede ser ampliado hasta los 30 días una vez recibida la factura. Si la administración paga el 15 de abril, se han excedido los plazos y la empresa consultora podría cobrar intereses de demora correspondientes al periodo del 31 de marzo al 15 de abril.
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